• Guion: Daniela Fontaine, Frida Chiu y Maytik Avirama
  • Diseño sonoro: Carlos Castañeda y Maytik Avirama
  • Producción musical: Pedro Ocampo y Carlos Castañeda
  • Portada: Daniela Fontaine y Sebastián Giraldo
  • Producción: Luz Estrello
  • Asesoría vocal: Gabriela Guraieb
  • Comunicación y redes sociales: Santiago Atehortúa

Este es el segundo episodio de la tercera temporada.

Recomendamos escucharlo con audífonos para poder sumergirse en la experiencia sonora.

En este episodio conversamos con Mayra Sánchez, profesora, agrodescendiente y habitante de Choachí, en el oriente cundinamarqués, en Colombia, quién nos comparte sobre su vínculo con las plantas medicinales, los saberes campesinos y la memoria que florece en la tierra.

Este episodio llega justo cuando conmemoramos más de  500 años de resistencia a la colonización de nuestros territorios, una invitación a seguir sosteniendo la vida, la memoria y los saberes que florecen desde las raíces.

TRANSCRIPCIÓN

Mayra: La rabia se sostiene, la rabia usted no la puede apagar, mejor no la apague, siéntala, pero déle cause. Siéntala, pero véala como un motor para su creatividad. La rabia no es una emoción que destruye, sino que también sirve para tejer, para movilizar, para dignificar, para transformar, incluso para resistir. Entonces fueron las recetas que intenté plasmar en este recetario. 

Cortina

Maytik: Hay días en que el mundo se siente como un lugar ardiendo en llamas, y por momentos nos sobrepasa el horror ante lo que presenciamos. ¿Les ha pasado? Pensar que la tierra se calienta mientras una minoría se beneficia de la quema desmedida de sus recursos; bosques arrasados por el fuego dan paso a monocultivos; territorios despojados llevan a desplazamientos masivos; y la guerra contra la vida, en todas sus formas, ha llegado a niveles inimaginables. En este mes se cumplen dos años de genocidio en Gaza y ha sido retador sostener el dolor, la indignación y la impotencia ante tanto horror. Sabemos que nuestros dolores están interconectados y nos preguntamos: ¿Cómo nombramos lo que nos duele? ¿Qué necesitamos para insistir en la vida y articularnos? ¿Qué nos moviliza a cuidar nuestro dolor y persistir en el fogón que hace comida, que calienta los cuerpos, que nos reúne a contar historias?   

Daniela: Navegar estas preguntas nos llevó a refrendar nuestro compromiso de cuidado y equilibrio con el fuego. Y reconocimos en la rabia una emoción aliada para reflexionar y encauzar nuestro calor interno. En este episodio, hablamos con Mayra Sanchez del colectivo Pájara Hierba, quien nos habló de su recetario de plantas y nos compartió algunas prácticas concretas para acompañar nuestros corazones iracundos.

Maytik: ​Para empezar, te quería pedir si te puedes presentar, contarnos dónde estamos y a qué te dedicas.

Mayra: Buenas tardes, un saludo muy especial. Mi nombre es Mayra Sánchez. Estamos aquí en mi casa en el lugar donde habito, es en Choachí, el oriente cundinamarqués. Estamos en la vereda Resguardo Bajo, al lado del río Blanco. Yo, en general, soy profesora y me dedico a trabajar con plantas medicinales y actualmente hago parte de un proyecto que se llama Pájara Hierba. Pájara Hierba, una iniciativa colectiva está integrada por tres mujeres: Gaviota, Ivonne y yo, y nos dedicamos a la investigación en torno a los usos, conocimientos y propiedades de las plantas medicinales, desde una perspectiva popular y comunitaria. Somos orgullosamente agrodescendientes. Entonces nos gusta mucho, sobre todo los conocimientos campesinos alrededor de los usos, rituales, y conocimientos alrededor de las plantas. 

Agrodescendiente es que somos hijas de campesinos y campesinas, que por x o y motivo como es la realidad nacional, terminan yendo a vivir a las ciudades buscando oportunidades. Entonces nosotras nacimos en ciudades, pero nuestro vínculo con la tierra viene de nuestra ascendencia y hay una conexión, y una reivindicación de eso.

Maytik: Nos puedes compartir un poco, ¿cómo es tu investigación con las plantas? ¿Cómo hacen esta investigación en Pájara Hierba?

Mayra: Lo que intentamos es escuchar los territorios, reivindicar esos saberes populares y encontrarnos sobre todo con las mujeres o las sabedoras alrededor de las plantas, y es escuchar qué concepciones, qué usos, qué propiedades conocen de las plantas. Y ese saber vivo es el que más nos interesa a nosotras, y bueno, todo eso también se basa un poco en nuestra conexión con nuestras mamás y abuelas. Entonces las abuelas tienen unos usos sobre las plantas que tú no los encuentras específicamente en los libros, pero está ahí y que luego uno coteja con los saberes botánicos y científicos de las plantas. Entonces, por ejemplo, las abuelas dicen que para una entrevista de trabajo o para tu primera cita con alguien, ten tres clavos de olor en el bolsillo izquierdo para despertar simpatía. Y las abuelas no saben que dentro de los principios activos hay un componente del clavo que estimula la producción de feromonas, por ejemplo. Pero ellas no necesitan saber esa información para compartir esos usos milenarios de las plantas medicinales y esos conocimientos comunitarios y populares son los que más nos gustan a nosotras, y cómo revitalizar, transmitir, compartir e intercambiar.

Nosotras creemos firmemente que todas las personas, absolutamente todas, sabemos sobre plantas, porque esa relación está ahí en nuestro mapa genético. Y lo que tenemos que hacer es recordar. Y, ¿cómo recordamos? A través de dispositivos donde la intuición sea estimulada y activada. Es súper lindo, porque cuando estamos en espacios de conexión con las plantas, las personas, cuando les ponemos una lavanda al frente y les decimos huélala, siéntala, qué siente usted, y dice “me siento tranquila”. Ah, bueno, usted sabe, entonces, ¿cuál es el uso principal de esa planta? Es una planta que tiene propiedades relajantes del sistema nervioso central. Y ahí se dan cuenta que lo saben, sólo que necesitan recordar y volver a conectar con ellas.

Maytik: Qué lindo, y hay una labor que han hecho desde Pájaro Hierba, que es la de los recetarios y justo hoy pues venimos a hablar de uno de los recetarios, que es el de plantas para corazones iracundos. ¿Puedes presentar este recetario?

Mayra: Este recetario hace parte de una colección que tenemos ahí de nuestras publicaciones tipo fanzine, que lo que intenta es compilar recetas creadas por nosotras o nos inspiramos también en las recetas populares, para ciertas situaciones de la vida cotidiana. Normalmente, este ejercicio de escritura y de compilación surge también de necesidades propias, y justo en el momento que hice ese recetario para corazones iracundos, estaba precisamente pasando por mucha rabia. Y es una emoción que a mí me cuesta sentirla, procesarla y permitir que exista y que esté conmigo un tiempo, que me acompañe. Entonces dije, bueno, hagamos un recetario que acompañe esta emoción que es tan primitiva, tan primaria y que socialmente puede llegar a ser un poco rechazada. Entonces empecé a hacer recetas, y eran recetas que me estaban dando un mensaje, transmitiendo un mensaje y era que la rabia se sostiene, la rabia usted no la puede apagar, mejor no la apague. Siéntala, pero déle cause. Siéntala, pero véala como un motor para su creatividad. Entonces fueron las recetas que intenté plasmar en ese recetario.

Maytik: Ahorita estás hablando de acompañar la rabia de otras maneras. Y entonces te quería preguntar si tú sientes que la rabia se puede curar o se debe curar. 

Mayra: Comprendiéndolo así, como dentro de mi experiencia personal, sentí que la rabia necesitaba sentirla. Y era una rabia mía, pero también sentía que era una rabia ancestral. Era una rabia que también hacía parte como de las mujeres de mi casa. Y en ese sentido, sentí que tocaba darle lugar, y comprendí que la rabia no es una emoción que destruye, sino que también sirve para tejer, para movilizar, para dignificar, para transformar, incluso para resistir y exigir en momentos donde me puedo sentir vulnerada o me puedo sentir silenciada, o puedo sentir que los límites que estoy intentando poner no se están generando. Entonces, en ese sentido, comprendí que la rabia es una emoción muy necesaria para expresarnos y darnos un lugar de enunciación en el mundo. Y una práctica de cuidado es poner límites. Una práctica de cuidado es exigir cuando nos sentimos vulnerables y expresarlo. Y la rabia es un mecanismo transformador y creativo para ello. Cuando no permitimos que la rabia fluya, entonces el cuerpo se estanca, genera ansiedad, puede generar depresión, puede generar agotamiento, puede generar silenciamiento, puede generar impotencia. Y por eso me parece importante que un acto de cuidado con la rabia es reconocerla, primero, como una emoción legítima, como una emoción que podemos sentir cuando necesitamos expresar algo que nos disgusta o que nos parece injusto. Es importante darle lugar al cuerpo y darle lugar en la palabra y darle lugar en las relaciones también cuando sentimos que necesitamos validar o legitimar ciertas sensaciones. Y sostener la rabia y permitirnos acompañarnos desde la rabia. Es una manera también de compasión y conocimiento nuestro, es también darnos cuenta que tenemos unas capacidades adentro de expresión y por tanto, de transformación y de creatividad. Y, en mi caso personal, siento que habitar la rabia me permitió conocerme mejor, porque era una emoción, por ejemplo, que me generaba mucha incomodidad habitarla. 

Maytik: Sí, creo que es un sentir muy compartido por muchas que es difícil ubicarnos ahí. Creo que también viene de un lugar en el que la rabia se ha relacionado mucho con la violencia y creo que aquí hay una invitación de canalizar, o de sostenerla, o de cuidarla desde un lugar que no necesariamente perpetúe dinámicas de violencia. ¿O cómo lo sientes tú? 

Mayra: Sí, de acuerdo, yo creo que cuando la rabia desemboca en violencia es porque no ha habido colectivamente y personalmente prácticas de cuidar la rabia y de darle un cauce más transformador y creativo. Yo siento que esas rabias que desembocan en prácticas violentas es porque se han contenido mucho tiempo y tampoco es sano hacerlo. Si no, en la naturaleza, los animales, o los fenómenos naturales, la erupción de un volcán, o cuando el río se desborda, son maneras de equilibrar algo que está siendo afectado. Y cuando vemos que el volcán erupciona o el río se desborda, todo vuelve a su equilibrio original. Es como si la naturaleza nos recordara que es necesario momentos de erupción, momentos de fuego intenso para volver a la calma. Y eso, pues me parece que es más equilibrador que estar siempre serenos y calmados. 

Creo que, los movimientos, las luchas, la defensa de los territorios y de los cuerpos de agua, se hacen también desde la digna rabia. La rabia necesita encontrar un cauce. Y creo que eso es el cuidado. El cuidado es permitir que las cosas fluyan en nosotros, no contenernos ni sostenernos, nada que sea insostenible. 

Daniela: ¿Recuerdas la última vez que sentiste mucha rabia? ¿En qué parte del cuerpo la sentías? ¿Qué temperatura tenía?  

Maytik: Sé que tienes varias prácticas, varias recetas, que nos pueden ayudar como a darle cauce y a dignificar la rabia. Y una primera invitación ahí es a reconocer la temperatura de la rabia, ¿no? Sí, si es fría, o si es caliente.

Mayra: Sí, como que hay rabias que te paralizan. Y que generan más bien una sensación de profunda decepción, de mucha quietud, y mucha tristeza. Y siento que eso va más bien a un lado o a un lugar donde te congelas, donde sientes un frío interno. En cambio, hay rabias que encienden de una, y tú sientes el pecho, y el estómago, y las vísceras ardiendo. Eso ya es un calor innegable que hay plantas que pueden refrescar, o todo lo contrario. Hay plantas que pueden avivar ese fuego. Que la profunda decepción que genera esa rabia está enfriando allí adentro.

Daniela: Le preguntamos a Mayra sobre plantas específicas que pueden acompañar la rabia. Escuchamos a la ruda, el jengibre y la lavanda. Mayra también nos invitó a establecer una conversación con las plantas de nuestros territorios. ¿Qué planta tienes cerca? Obsérvala, siéntela, ¿qué te quiere decir? ¿Qué le dices tú de regreso?

Mayra: Bueno, de todo el repertorio de las plantas que nos pueden acompañar la rabia, escogí tres que, de pronto, pueden las personas que nos están escuchando resonar con alguna. La primera es la ruda, que la convoqué y la intencionamos como una planta para la protección, para cortar o poner límites, y para la soberanía. Y bueno, la ruda digamos que es una planta que tradicionalmente en Latinoamérica la usamos para proteger y limpiar espacios, y también para atraer cosas lindas y cosas nuevas. Entonces, si tú la ves en el huerto, la ruda es una planta que se impone y que pone límites. La ruda por sus olores y por sus principios activos, ella repele insectos. Es una planta protectora y repelente de los huertos. Y así como ella protege, pone límites en el ecosistema donde habita. Así la ruda trabaja con nosotros. Entonces es una planta que nos ayuda a protegernos y a poner límites. Ayuda a estimular la circulación y eliminar toxinas. Y por eso también favorece a limpiar eso que intoxica en el ambiente, que nos intoxica nosotros mismos. A veces la rabia tiene que ver con que estamos cargando con situaciones no deseadas o situaciones que no queremos. Y por eso generamos esa reacción desde la emoción. La ruda nos ayuda a limpiar y a drenar eso, y hay muchas maneras de usarla, pero yo recomendaría mucho hacer un aceite. Puede ser aceite de oliva, el aceite que tengas en casa, el de almendras, pones allí dentro ruda seca, y lo dejas macerando cuatro semanas. Y la idea es que puedas frotar ese aceite en el pecho o en el vientre, para mover emociones estancadas sobre todas esas rabias que son ancestrales, rabias heredadas que a veces no las entendemos. Nos cuesta comprender. Y la ruda nos va a ayudar a movilizar, y a comprender eso a través del masaje.

Daniela: La ruda revela: hay enojos antiguos que no te pertenecen, que inconscientemente cargamos por lealtad a nuestros linajes, por miedo a romper nuestros vínculos o por el dolor del trauma. Podemos resignificar y transformar estas rabias ancestrales, poniendo un límite que nos cuide y nos de espacio. 

Mayra: La otra es el jengibre que muchas personas dirán “uy, pero cómo el jengibre puede estar en un repertorio de plantas para la rabia si es una planta picante y caliente”.  Precisamente por esa temperatura caliente y penetrante que tiene el jengibre, nos puede recordar esos enojos reprimidos que muchas veces se vuelven tristeza, apatía y el fueguito interno es necesario en todas las personas, en todos los cuerpos. Recomendaría para este tipo de situaciones, una infusión con jengibre y canela, y justo antes de conversaciones difíciles, en momentos de bloqueo emocional donde esta agüita nos pueda ayudar como a entrar en calor con claridad. Y también, las abuelas recomiendan frotar un poquito de jengibre fresco en la planta de los pies para activar el cuerpo. Ojo si tienes piel sensible, ahí tendrías que que mirar, pues si la puedes usar y esto, digamos que estos baños, o frotar baños de pies, o frotar el jengibre en los pies calientes nos ayuda a liberar rabias contenidas a que salgan a través del calor.

Daniela: Ante rabias que nos congelan, el jengibre con su calor nos recuerda: El fuego interno es necesario en todos los cuerpos. La rabia también puede ser fogón, que nos reanime y que nos dé un impulso para mover, crear, y transformar.  

Mayra: La última planta es la flor de la calma, el sostén de la claridad, la lavanda, que siento que hoy en día es muy fácil de conseguir en muchos lugares, para tener en casa, dentro de las huertas. Y es una planta que no enfría ni adormece, calma sin apagar y relaja sin que nos desconcertemos. Y es ideal para momentos donde la rabia se vuelve cansancio, insomnio, angustia. Es una planta que disminuye la excitación nerviosa, facilita sueños reparadores. Lo que hace la lavanda es distensionar y calmar el sistema corporal y mental. La lavanda nos dice que no todo se resuelve con fuerza, que cuando la rabia nos desgasta o se vuelve un grito interno, también necesitamos descansar, que el cuidado propio no es debilidad, sino una estrategia de sostener. Y podemos hacernos una infusión suave en la noche antes de dormir. Sobre todo cuando tenemos días difíciles, emocionalmente cargados. Y también podemos hacernos un baño tibio para relajar el cuerpo y el corazón. Calientas el agua, le pones luego las flores, apagas el fuego, dejas que se infusione unos minutos y esa aguita te la aplicas de la cabeza a la punta de los pies, intencionando que la rabia tenga sostén y tenga cause.

Maytik: Qué hermoso.

Daniela: La lavanda murmura: No todo se resuelve con fuerza, cuando la rabia nos desgasta o se vuelve un grito interno, también necesitamos hacerle espacio a lo que sentimos, estar con ello y descansar. Las plantas también dialogan entre sí y con nosotras, de estos encuentros emerge la sabiduría, fuerza y colectividad para acompañarnos. Mayra nos comparte tres recetas.

Mayra: La primera es una infusión intencionada para habitar la rabia con conciencia. Entonces, esta consiste en una mezcla de flores de lavanda, de una muy pequeña cantidad de ruda, y de pétalos de rosa. Y la idea es que, bueno, van a calentar el agua, cuando el agua ya esté a punto de bullir apagan, ponen esa mezcla de plantas, tapan, dejan que se infusione unos cinco minutos, sirven y la idea es beber esa mezclita, lentamente, mientras respiramos y nos damos permiso para sentir procesar, comprender esa rabia que estamos sintiendo. Esa mezcla nos va a permitir comprender la rabia. Incluso podemos, gracias a estas plantas, comprender su origen y por qué la rabia se está manifestando de la manera como se está manifestando.

La segunda receta es el baño para transformar la rabia en creatividad. Y la idea es que vamos a utilizar aquí jengibre rallado, hojas de ruda y flores de caléndula. La idea es que volvamos a hacer lo mismo que el proceso de la infusión. Calentamos el agua, dejamos que hierva, ponemos esta mezcla de plantas, tapamos, apagamos, y esto lo ponemos en una tina o en un balde, lo que tengamos a la mano, le mezclamos agua fría y la idea es que nos vamos a bañar con esa mezcla, imaginando que esa rabia se transforma en una fuerza creativa muy poderosa que emerge dentro de nosotras.

Y la tercera es un agua floral, o un vinagre floral, para cuando la rabia nos nubla. Y esta tiene lavanda, ruda y pétalos de rosa también. Y la idea es hacer una mezcla de agua, ojalá agua destilada, sino, pues, agua mineral de manantial. Y le ponemos un poquito de vinagre, o un poquito de alcohol desodorizado, o alcohol al grado 96. Si les queda fácil conseguir eso. Y allí ponemos esta mezcla de plantas y esta sí, la dejamos reposar cuatro semanas. Ojalá la podamos hacer en luna llena. Y esperamos hasta la próxima luna llena y ya la mezcla estaría lista. Y ahí la idea es que la podemos poner unas gotitas en las muñecas o en el pecho cuando la rabia nos sobrepasa, respiramos y dejamos que esa rabia, digamos que se dignifique, no nos la traguemos, pero tampoco dejemos que nos gobierne. 

Calma corazón. No tema su fuerza.

No se trata de ahogar el ardor de la ira.

Sino darle camino, sentido y razón.

Que no hiera ni rompa, que no sea veneno. 

Sino un río que encuentre su justa dirección. 

Honra la furia que habita en tu sangre. 

Pregunta qué historia te viene á contar. 

Y cuando el enojo te cierre los brazos, 

bebe estas hierbas y vuelve a abrazar.

Maytik: Este fragmento final hace parte del poema que acompaña el recetario para corazones iracundos. Gracias a Mayra por hablar con nosotras e invitarnos a reflexionar sobre el lugar que le damos a la rabia en nuestro cuerpo individual y colectivo. En un mundo que arde en llamas, sabemos que hablar de la rabia es importante y delicado. El fuego desmedido y mal direccionado puede generar heridas profundas. A su vez, el hielo, a largo plazo, puede mantenernos en un estado de apatía y aislamiento que nos lleva a olvidar nuestro lugar en el tejido de la vida. Con esta práctica, intencionamos aportar al balance del fuego interno y colectivo. 

Pueden seguir a Pájara Hierba en @pajarahierba en instagram. Estén atentix a sus talleres en línea y también pueden conseguir los recetarios en Colombia, Guatemala, o a través de sus redes sociales. Este episodio fue grabado y diseñado sonoramente por Carlos Castañeda y por mí, Maytik Avirama. El guión fue editado por Daniela Fontaine, Frida Arroyo Chiu y Maytik Avirama. La producción musical es de Pedro Ocampo y Carlos Castañeda. La portada de este episodio fue realizada por Daniela Fontaine con asesoría gráfica de Sebastián Giraldo. En esta temporada contamos con la asesoría vocal de Gabriela Guraieb. Luz Estrello es la productora y Santiago Atehortua lidera las redes sociales. Gracias por escuchar y hasta muy pronto. 


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