• Producción y edición
    Daniela Fontaine
    Maytik Avirama
  • Diseño sonoro
    Carlos Castañeda
    Maytik Avirama
  • Musicalización
    Mercurio Bossio
  • Ilustración
    Daniela Fontaine
  • Transcripción
    Jessica Zalapa

Este es el primer episodio de la temporada 2

Recomendamos escucharlo con audífonos para poder sumergirse en la experiencia sonora.

En este episodio hablamos con Adriana Guzmán, activista, educadora popular y feminista comunitaria antipatriarcal desde La Paz, Bolivia. Adriana nos comparte una palabra de consejo y guianza sobre la descolonización de nuestros feminismos, la lucha contra el patriarcado y el buen vivir para las comunidades andinas.

TRANSCRIPCIÓN

Adriana: En estos tiempos en los que la pandemia ha hecho que se profundice este sistema patriarcal, capitalista, explotador individualista, yo creo que es muy importante reconocer que sólo el pueblo salva al pueblo, que estas lógicas de autonomía, de circulación de la comida, de circulación de la medicina, de recuperación de la medicina ancestral, de diálogo con nuestras abuelas, con nuestros abuelos, de encuentro con nuestras hermanas, es la única forma de resistir a esta y a cualquier pandemia.

Radio Savia, vivencias de cuidado y sanación del cuerpo territorio.
Un espacio de escucha para resonar el buen vivir.
En esta temporada 2 estaremos escuchando relatos y prácticas desde las voces de mujeres defensoras territoriales sanadoras comunitarias y guardianas de conocimientos ancestrales.
Testimonios de resistencia, cuidado colectivo y esperanza que lideran aconsejan e inspiran un tejido social abundante y diverso.
Yo soy Maytik Avirama, yo soy Daniela Fontaine y juntas les estaremos guiando en esta travesía.


Daniela: La palabra territorio viene del latin torium y significa la tierra que pertenece a alguien. A nosotras nos gusta pensar en el territorio como un tejido vivo de seres diversos, memorias y lugares. Es tangible e intangible transformándose constantemente y transformando a quienes lo habitan. Nada sucede fuera del territorio y al estar vivo, con el territorio se puede construir una relación de reciprocidad basada en la nutrición, el cuidado y la escucha.

Maytik: En este episodio hablamos con Adriana Guzmán, activista, educadora popular y feminista comunitaria antipatriarcal desde La Paz, Bolivia. Adriana nos comparte una palabra de consejo y guianza sobre la descolonización de nuestros feminismos, la lucha contra el patriarcado y el buen vivir para las comunidades andinas.

Adriana: (Saludo en Aimara)… Adriana Guzmán Arroyo, soy aimara, lesbiana, feminista comunitaria, creadora de vida. Aquí en Bolivia vivo en La Paz en el Collasuyo Marka a más de 3 mil 800 metros cerca de las montañas nevadas.
Hay muchos planteamientos yo creo en las luchas y que no solamente son reduccionistas, sino que son idealizadores también ¿no? Si bien los pueblos originarios tenemos una memoria ancestral, esa memoria ancestral y esa cosmovisión ha sido atravesada por el patriarcado y por el colonialismo. Había una relación de dualidad entre hombres y mujeres, lo que plantean muchos pueblos, lo plantea también la cosmovisión aimara, es posible hace 500 años, pero desde hace 500 años hay una ruptura de ese equilibrio entre los cuerpos ¿no?, hay machismo, hay violencia ¿no?, entonces hay una obligación heterosexual en la cosmovisión ¿no? el Tata Dios, el Dios Sol para empezar lo plantean como Dios o Padre, el Padre Sol con la Madre Luna, casados. Es una obligación heteronormadora que no estaba en la cosmovisión ¿no? o por lo menos ese es nuestro planteamiento. Esas lógicas son coloniales y son patriarcales y se han construido para controlar el cuerpo de las mujeres, porque así controlas el territorio y porque controlando el territorio entonces puedes mantener relaciones de poder y de sometimiento a los pueblos, a la naturaleza, a la vida.
La colonización ha significado un genocidio para nuestros pueblos ¿no? Un genocidio real porque han matado a nuestras abuelas, a nuestros abuelos, pero también un genocidio simbólico porque nos han borrado la memoria ¿no?, nos han borrado nuestras cosmovisiones, nos han borrado nuestras formas de relacionarnos ¿no?, a través de la educación, a través del sometimiento. Entonces este borrarnos la memoria, ha hecho que vayamos construyendo nosotras mismas un pacto patriarcal, un pacto colonial. De negar a nuestras abuelas, de decir, «bueno, yo he nacido en la ciudad, yo no soy aimara, tenía una abuela aimara pero yo no soy»

Maytik: Recordar
volver a pasar por el corazón.

Daniela: ¿Dónde y cómo se guarda la memoria colectiva de los pueblos?

Maytik: Se pasan de voz a voz, en la historias, las comidas, en el recorrer los caminos, en los rituales, en las piedras.

Daniela: ¿Cómo resistimos a la pérdida de recuerdos?
Adriana: Es la forma de romper la posibilidad de articulación de los pueblos,es la forma de arrebatarnos a nuestras wawas también, a nuestras hijas, a nuestros hijos ¿no? Entonces recuperar esa memoria, es romper el pacto colonial, es reconocer a tus ancestras y a tus ancestros, es mirarte al espejo y eso es profundamente sanador. La sanación es política y la sanación se hace también atentando contra el sistema colonial, patriarcal, racista ¿no? Entonces, romper este pacto colonial, es recuperar esta memoria, es sanar nuestras relaciones de negación de nuestras abuelas, de nuestros abuelos, de nuestros territorios, de nuestros cuerpos, de nuestras formas, de los colores con los que nos vestimos, de las cosas que comemos, de las formas en que hablamos ¿no? Todo eso nos han hecho negar, de todo eso nos han hecho sentir vergüenza, ¿cómo puede vivir alguien sintiendo vergüenza de quién es? Esa es la destrucción más fuerte dentro del territorio, esa es la forma de eliminar el territorio, la memoria, los cuerpos, los pueblos, las luchas ¿no? Entonces el recuperar la memoria es una herramienta fundamental para acabar con el sistema. Porque un pueblo con memoria, un pueblo que sea capaz de indignarse por lo que le han pasado a nuestras abuelas hace 500 años, es un pueblo capaz de enfrentar el sistema, destruirlo y autoorganizarse.

Daniela: Un ejemplo de autoorganización popular tuvo lugar en Bolivia en el año 2000 y 2003 donde sucedieron la guerra del agua y la guerra del gas, dos luchas colectivas de resistencia a las transnacionales apoyadas por el estado que optó en ambas ocasiones por reprimir violentamente a la población protestante. Es en este contexto de lucha y resistencia que surge el feminismo comunitario.

Adriana: Yo creo que desde el 2000 hemos empezado a pensar qué estaba pasando con las transnacionales con la posibilidad de venderte el agua, con la posibilidad de destruir el territorio y después venderte posiblemente el aire y todo eso. Y en el 2003 fue más concreto con la masacre del gas, donde un presidente que teníamos, que habíamos escogido por eso que le llaman democracia ¿no? y que sólo te plantea el menos peor, o sea cómo escoger al menos peor, nunca te plantea un buen presidente o presidenta, una buena posibilidad. Lo escogimos y él hizo lo que le llamamos la masacre del gas.
Él estaba enviando el gas a los Estados Unidos, a un precio miserable ¿no?, del 12% para el país, el 88% para las transnacionales ¿no? Entonces sin ser ingenieras, una se da cuenta que nos están robando y ahí empieza la movilización que después se convirtió en una masacre
En todo ese contexto hemos ido construyendo el feminismo comunitario, es decir, somos feministas por la necesidad de enfrentar estos momentos, pero de enfrentarlos desde nuestros cuerpos, a los hermanos los asesinan, a nosotras nos violan, y al violarnos destruyen un tejido territorial. Y estas cosas no son cosas que se discuten dentro de la organización social y nosotras queríamos discutir eso, para la misma resistencia, para las mismas movilizaciones, queríamos discutir ¿qué nos pasa a las mujeres? Y nosotras necesitamos compañeros y hermanos que estén aquí en la lucha, no necesitamos héroes ¿no?. Y nos hacen falta, nos hacen falta cuando los asesinan y el machismo muchas veces les hace pensar que son inmortales y que pueden enfrentar a los policías, los policías están armados y su trabajo es matar, de los policías y los militares ¿no?
Entonces hablar desde el feminismo nos ha servido un poco para igualarnos en algún sentido con los hombres ¿no? Y desde ahí ya hemos ido construyendo la propuesta del feminismo comunitario, pero si me preguntan ¿por qué somos feministas? Por necesidad, por necesidad de acabar con el patriarcado.
En muchos pueblos hasta ahora no reconocen el patriarcado, aquí mismo en Bolivia, muchos hermanos dicen que el patriarcado nunca ha existido, que las mujeres y hombres aymaras no sabemos del patriarcado, nunca lo hemos vivido y bueno nadie puede transformar lo que no existe (ríe).
Entonces esta lucha desde el territorio y desde las calles, se ha convertido en una lucha que le llamamos del territorio de las palabras ¿no? y ahí hemos tenido que discutir qué estábamos entendiendo por patriarcado, por feminismo. Nosotras nos llamamos feministas y hacemos nuestro propio concepto de feminismo, porque nosotras no somos una continuidad del feminismo europeo, o sea, no porque usemos la palabra feminismo que viene de «mujer» del francés, eso quiere decir que somos la cuarta ola. No nos asumimos ni permitimos que nos clasifique este feminismo colonial como una continuidad de él. No, nosotros somos otro feminismo, con su propia memoria, con nuestras propias abuelas: Bartolina Sisa, Domitila Chungara, Dolores Cacuango, la Comandanta Ramona, María Sabina. Esas son las abuelas que reconocemos, esas son las abuelas de nuestro feminismo. Estamos usando la palabra, sí, porque estamos en un mundo colonizado, con una lengua colonizada. Estamos pensando desde nuestros idiomas, sintiendo desde nuestros corazones y usando su idioma para denunciar su colonialismo, su opresión, su racismo ¿no?.
Entonces toda esta discusión de Europa sobre el género, sobre la violencia de género, sobre los derechos de las mujeres, la igualdad, la diferencia… para nosotras es una discusión absolutamente reduccionista ¿no? porque claro, seguramente ya tenían resueltos sus problemas de casa, de comida, no tenían que pelear por su territorio, no había extractivismo al lado de su casa, no se llevaban a sus hermanas o a sus hijas en la trata y tráfico para la prostitución ¿no? y entonces el único problema era lo que pasaba con los hombres respecto a sus derechos.
En cambio, en el Abya Yala, en estos territorios,vivimos opresiones mucho más complejas que eso ¿no? La discusión frente a los hombres no es las mujeres frente a los hombres, la discusión es el sistema: el sistema patriarcal, colonialista, capitalista, racista, extractivista y sus formas de concreción. ¿Quiénes son los que reproducen la violencia, la cultura de la violación? Los que no renuncian a ese pequeño espacio que les da el patriarcado, son nuestros propios hermanos. Entonces ellos tienen una relación con el patriarcado distinta a la nuestra por supuesto, muchas veces operan el patriarcado ellos y esa es una reflexión que tienen que hacer desde sus cuerpos, yo no sé exactamente cómo funcionan, nosotras no sabemos cómo es posible, viendo cómo funciona una transnacional, cómo destruye, cómo funcionan muchas veces las lógicas de las empresas, los estados, el sistema, el capitalismo, la explotación ¿no?, el vernos a las mujeres como úteros que tienen que parir wawas, wawas, wawas para que sigan trabajando, haciendo fuerza de trabajo y todo eso y ¿cómo hacerse cómplices de eso? Yo no puedo entenderlo.
Ahora, esos hermanos que se hacen cómplices del patriarcado, son nuestros hermanos, están en nuestro territorio, son parte de nuestros pueblos, son parte de esa comunidad que estamos construyendo, de la que venimos y a la que vamos, entonces es indispensable ese diálogo con ellos ¿no?
Silencio

Maytik: Territorios, ¿Qué olores, sensaciones, sonidos les llegan? Es tejido vivo en transformación constante y cambia también con nuestra forma de habitarle. ¿Hay maneras de cuidar y percibir los territorios que han cambiado con los años? ¿Qué prácticas nos acercan al cuidado de la vida en nuestros cuerpos-territorios?

Adriana: En aimara es suma qamaña, suma qamaña es vivir bien pero no era el único, no, o sea no hay sólo suma qamaña, si no hay suma haqaña, suma uqaña, suma uqaña es vivir hasta viejos. Entonces el vivir bien es una parte que se complementa con vivir hasta viejos, vivir en respeto ¿no? Pero el discurso del vivir bien se ha hecho mucho más fuerte durante la Asamblea Constituyente y el hecho de que se hable del vivir bien o del buen vivir es importante para los pueblos ¿no?
El vivir bien no lo construyen los estados, el vivir bien no se construye con leyes, las leyes tal vez pueden ayudar, pero no son suficientes para construir el vivir bien, no se acaba con el capitalismo ni con el patriarcado por decreto, sólo los pueblos construyen el vivir bien. La izquierda habla de una revolución que quiere redistribuir la riqueza, los pueblos hablamos de un vivir bien donde no se acumula riqueza, entonces para la izquierda la revolución es algo que se alcanza, algún día, no sabemos cuándo (ríe), para los pueblos, el vivir bien es algo que se construye todos los días, es una renuncia cotidiana al capitalismo, a la acumulación, al racismo, a la violencia ¿no? Es una decisión cotidiana, para poder vivir con dignidad, para poder vivir con lo necesario, con la comida necesaria, con una alimentación digna, una salud digna, una educación digna, eso es lo suficiente ¿no? Pero eso es lo más difícil de lograr en un mundo capitalista ¿no? El mundo capitalista estimula la propiedad privada ¿no? y no se puede construir el vivir bien si hay propiedad privada.

Maytik: Este es el sonido de una condora hembra en las montañas andinas. Nos gusta escucharla y recordar que las relaciones territoriales son múltiples y trascienden nuestra experiencia humana.

Adriana: Cuando hablamos de complementariedad, no solamente es complementariedad hombre-mujer, la complementariedad es de las personas, la naturaleza, los ríos, las plantas, los pájaros. Como toda vida, la vida de los hombres es importante, debe ser por eso que nosotras no los matamos, ni los violamos ¿no? Ahora en qué momento se habrá roto esa capacidad de ellos, de entender que, si se respeta la naturaleza, si se cuidan los ríos, si se cuidan las montañas, no se viola pues, no se mata. Esa ruptura que ha habido en esa concepción y en esa cosmovisión, son ellos los que tienen que encontrarla. Para nosotras la lucha es desde los pueblos, desde nuestros propios cuerpos de mujeres, es también con los hombres, pero también es desde sus propios cuerpos, identificando sus formas de relación, sus formas de vivir, las opresiones y sus formas de operar el sistema.

Daniela: El cuerpo es territorio, también se goza, se libera, se nutre, se comparte y se protege. Vamos habitándolo y en un aprendizaje constante sanamos heridas, recuperamos memorias y abrimos caminos de autoconocimiento y disfrute.

Adriana: Yo recuerdo que mi mamá, mi abuela, mis tías, siempre hablaban del placer, siempre hablaban de las relaciones que sentían, de lo que les gustaba o no les gustaba. Entonces hay una mirada colonial de querer descubrir aquello que supuestamente fuera oculto, es cómo es el placer para los pueblos indígenas. Yo no creo que exista un placer universal ¿no?, esa lógica de universalizar los conceptos y las comprensiones es una lógica eurocéntrica y colonial ¿no? Lo que sí creo, es que el placer existe en las mujeres, en los pueblos, en los hombres, en los cuerpos plurales indígenas, lo que la antropología ha estado buscando digamos ¿no? Para mí siempre ha sido bien colonial y racista como los antropólogos aquí han intentado buscar si entre las polleras hay o no orgasmos. Para nosotras es importante descolonizar los cuerpos y las sexualidades. Han colonizado los cuerpos imponiéndonos estos modelos de género, estas formas de entender las relaciones sexuales, afectivas, el erotismo es una construcción patriarcal también.
Hay que recuperar la autonomía del cuerpo para esta construcción del placer. No creo que haya un universal ¿no?, lo importante es recuperar el placer, las mujeres aymaras, quechuas, de distintos pueblos por supuesto que sentimos placer y por supuesto que lo construimos también desde nuestra propia autonomía y desde nuestras propias decisiones y construimos también nuestros orgasmos como formas de lucha ¿no?

Maytik: Hoy y siempre recordando y honrando el legado de sabiduría y lucha de nuestras ancestras. Acuerpamos la resistencia cotidiana e imparable de las mujeres que defienden, cuidan, celebran y sanan la vida digna en nuestros cuerpos-territorios. Honramos la diversidad de voces que nos juntan en el propósito de vivir sabroso, de bailar hermanadas y de nutrir nuestra memoria rebelde.

Adriana: En nuestro camino desde llamarnos feministas, después plantear el feminismo comunitario como una propuesta, es decir la comunidad como una forma de vida, de organización que existe probadamente si quieren. Lo antipatriarcal como algo indispensable para luchar. En ese camino también de descolonización hemos reconocido, recuperado la importancia de la espiritualidad, de la sanación cósmica, política que la hemos recuperado con las hermanas también sanadoras ancestrales de Iximulew de Guatemala y hablamos de esta espiritualidad política ¿no?. Política en el sentido de negarnos a que la razón es la única forma de entender y existir en el mundo, política también en el sentido de posicionarnos frente a todas esas espiritualidades coloniales, hegemónicas, religiosas que nos ha impuesto el sistema y política también en la posibilidad de dimensionarnos en este mundo, en esta Pacha, en este tiempo, en este espacio, que es más grande que nosotras y que no podemos controlarlo nosotras ¿no? ni como pueblos, ni como mujeres ¿no? sino complementarnos con esta naturaleza, dialogar, es relacionarnos, así entendemos la espiritualidad, como una resistencia también a la razón.

Daniela: Gracias a Adriana Guzman por esta entrevista realizada a larga distancia un dia soleado de agosto. Gracias también por toda la inspiración y el trabajo de la red de feministas antipatriarcales del Abyayala y larga vida a los procesos del feminismo comunitario territorial antipatriarcal.

Este episodio fue editado y producido por Maytik Avirama y por mi, Daniela Fontaine . La producción sonora y la composición son de Carlos Castañeda, y el diseño sonoro de Maytik Avirama y Carlos Castañeda. Mercurio Bossio en la composición músical. Gracias especiales a Sol Bello por los paisajes sonoros. La transcripción es de Jessica Zalapa. Daniela Fontaine en la identidad visual. Muchas gracias por escuchar, mucho apañe y juntanza para todos sus movimientos y hasta muy pronto.
Esta temporada cuenta con el apoyo de Doc Society Foundation.


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